Lo he leído en un par de días, sin esperar a estar sola, con el ruido de los niños (entiéndase, chillidos estridentes) jugando de fondo, mientras los demás veían la tele, mientras esperaba en la cola del super,… Lo que viene siendo devorar. Y me encanta esa sensación, la de que te gusta la historia y no puedes parar, sin mirar cuánto queda para acabar el capítulo, sin saltarme partes porque la acción nunca se estanca (hay libros que leo sólo porque quiero saber qué pasa al final pero estamos aquí parados como en un atasco de la M-30 y tengo que puentear capítulos hasta que veo la luz al final del túnel). En La Nena, como en los otros dos anteriores, la acción fluye, nunca para.
Y me fascina que los personajes no se estanquen, que crezcan o que se encojan en función de lo que pasa, que vengan nuevos, que los otros cambien su forma de relacionarse e incluso que desaparezcan. Que nada sea previsible pero que todo se funda en un engranaje perfecto donde hay que parar a los malos, que son realmente malos (tan estremecedoramente dementes que puedo tener pesadillas con ellos).
En fin, me rindo a los pies de Carmen Mola.
Magnífica, su Nena.
alibropormes 